La manifestación de hoy en toda España, pero sobre todo en Madrid le ha puesto a Sanchez blanco sobe negro. O se atienden sus reivindicaciones o el campo se muere.Ya no soporta la escalada de precios, de carburantes, electricidad, fertilizantes y piensos. Y, en lugar de buscar soluciones, el Gobierno criminaliza a quienes se movilizan y trata de agitar el sectarismo colocándoles el cartel de "ultraderecha" y alborotadores.
A Sánchez le falta mandar detener a los que osan manifestarse contra él. La presión de los precios desbocados tensa la paz social y agota la paciencia de agricultores, ganaderos y transportistas, que ven como sus negocios han pasado de ser rentables a ser una ruina, pues no cubren costes. Y lo único que se le ocurre al Gobierno es insultar a los ciudadanos que no cubren gastos ni llegan a fin de mes, tachándoles de fachas, ultraderechistas, y de colaboradores de Putin. Esa es la reacción típica del que ve que la situación se le escapa de las manos. Y los sindicatos comprados con dinero público, dicen que son una minoría y que no representar el sentir de las asociaciones del campo.
Y todo esto con un gobierno de coalición con Podemos, una formación que abanderaba la lucha sindical, la huelga y las protestas ante el descontento de los ciudadanos, pero que hace tiempo han abandonado y que desde que lograron el sillón ministerial ya no siguen ideal alguno, excepto el de conservar sus cuotas de poder, sus poltronas y cargos con sus privilegios y mamandurrias y ese chollo no lo van a perder por mucho que sus bases (traicionadas) se rebelen contra sus políticas de conformismo y sumisión. Que vergüenza.