Las democracias occidentales están obligadas a apoyar el orden internacional basado en la defensa de los derechos y libertades de todos los seres humanos. Cuando el intento de reescribir y cambiar las reglas atropella estos derechos utilizando para ello la Fuerza militar, se pervierte ese orden y en consecuencia hay que evitarlo. En este contexto debemos tener muy en cuenta que la Fuerza invasora es un país con un potencial bélico nuclear capaz de destruir el mundo. Eso significa que la respuesta debe ser contundente pero evitando la confrontación militar.
Muchos analistas están de acuerdo en afirmar que tal enfrentamiento supondría un holocausto y que debe evitarse por todos los medios. Incluso manifiestan la necesidad de que Zelenski debiera darse cuenta que sus llamamientos a que Europa entre en la guerra podría suponer la devastación total, es mas debiera sopesar otra alternativa, que acabe con los millares de muertos, el éxodo de millones de personas y la destrucción de todas las ciudades importantes si la guerra se alarga en el tiempo.
Pero lo que es mas importante, es prioritario que ambas fuerzas dejen a un lado el enfrentamiento bélico y utilicen la diplomacia y el diálogo para acabar con este desastre y evitar todo movimiento que pueda suponer la tercera guerra mundial, ya que en esa contienda bélica, cualquier descuido, cualquier error puede significar el fin.
Es cierto que no se puede dejar a un dictador que imponga su voluntad a otro país, pero también es cierto que los líderes mundiales están obligados a actuar de tal forma que eviten la destrucción del planeta mediante un holocausto nuclear.
Es hora de que los líderes mundiales pospongan sus ambiciones personales, priorizando la seguridad de la vida humana en el planeta.