La cacicada de Batet
Lo ocurrido esta semana en el Congreso ha llevado al barro a la política que hacen un daño irreparable a la democracia que la convierten en una farsa, y que embarran aún mas el comportamiento de los políticos que pierden la confianza de los ciudadanos y la poca credibilidad y respeto que les quedaba. No se pueden interpretar las normas para ponerlas al servicio de los intereses de cada político y de cada formación política, porque degrada el espíritu democrático y el derecho asistido, porque se convertiría a la política en un asunto de pillos y pícaros asalta poltronas que llega para vivir de la política, sin moral, sin decencia y sin conciencia.
La presidenta Batet perpetró una cacicada que en un país serio, en una democracia de calidad, le hubiesen hecho dimitir ipso facto, independiente de que se convalidase el decreto sobre la Reforma Laboral, porque lo que para unos s bueno para otros es malo y viceversa, ya que el decreto sobre la contrarreforma respeta el 95% de la aprobada por Fátima Bañez en el mandato de Rajoy.
En todo caso la reacción de Batet no fue imparcial, pues fue evidente que prefirió ejercer de diputada socialista y servir a su gobierno. Los tribunales dictarán sentencia, aunque para entonces ya será demasiado tarde.